Cuando uno llega a Bruselas, el Manneken Pis es visita obligada. Esta celebre fuente situada cerca de la Grand Place, en pleno centro de la ciudad, es tan pequeña que pasaría desapercibida si no fuera por la marabunta de gente que anda inmortalizándolo siempre. Así que la primera impresión suele ser siempre ¿y ya está?

Quizás lo más destacado es la tradición de disfrazarlo según la época del año. Con la tontería, el chaval tiene más de 300 trajes cedidos por diferentes entidades y se pasa casi todo el año vestido. Lamentablemente siempre que visito la ciudad, me lo encuentro desnudo (cosas de ir la misma época del año) y lo mío es ya una curiosidad de “¿me lo encontraré vestidito?” Disfrazado debe tener su gracia, digo yo ¿no?

Lo que muchos no saben es que tiene una hermanita meona que se llama Jeanneke Pis y que puedes encontrar, oculta tras unas rejas, justo al lado de la Delirium Café, el bar con más variedades de cerveza del mundo y por tanto una visita imprescindible 😉

Aunque no se termina aquí esa fijación por los meones en Bruselas, pues también podemos encontrar al chucho meón llamado Zinneke Pis. Un perro mestizo de bronce, meando sobre un poste, que simboliza la esencia multicultural y multirracial de la ciudad, situado en la esquina de Rue des Charteux y la Rue du Vieux Marché Aux Grains.

Así que ya sabéis, si tenéis previsto visitar Bruselas y tenéis tiempo, tiene su gracia hacer la ruta de los meones 😉